Yo, madre psicótica
Oscar Wilde decía
que al principio los niños aman a sus padres,
pasado un tiempo los juzgan y rara vez los perdonan. Esta máxima vale su
peso en oro, pues no solo se puede aplicar a los padres, también a nuestros
héroes.
A veces salvar al mundo es ingrato y mal pagado. Tal es el
caso de Sarah Connor. Heroína de
ciencia ficción moderna y sin embargo portadora del saber más antiguo: Nadie
ama como una madre
Personaje que no se somete a los cánones tradicionales, tampoco a los de la
feminidad clásica, pero sí cumple con el rol maternal. Y por tanto siempre se
sacrificará por su hijo. Lo dará todo. Es increíble el arraigo en nuestras
mentes de la unión “madre=sacrificio”, tan presente en una fábula como Terminator. Parece mostrar el auténtico
significado de “quien no llora no mama” (si no lloras, no eres madre)
¿Problema? Cualquiera diría que Sarah Connor es una madre enferma.
De hecho, fuera de la ficción, probablemente los Connor serían ejemplo de
una curiosidad psiquiátrica conocida
como Locura a dos (Trastorno psicótico compartido o folie à deux) En este caso
protagonizado por madre e hijo.
El ejemplo ilustrado en la historia, encajaría dentro de la “locura compartida” en la rama de delirio impuesto. Tendríamos una
persona preponderante que ostentaría el papel de inductora. La madre
en este caso, crearía un delirio a partir de un brote psicótico. Dicha creencia
la impondría a otro secundario, en este caso el hijo. De este modo el secundario
acaba compartiendo una ficción en la que no habría entrado de no ser por la
interacción materna. Cuando estas personas son ingresadas y separadas, el
desorden puede llegar a desaparecer en la persona inducida, a veces incluso sin
siquiera tratamiento farmacológico. Esto de hecho ocurre en la película Terminator 2, donde una vez John ya no
vive con su madre (está internada en el psiquiátrico de Pescadero), él
interpreta todo lo que ella le contó y enseñó (cito literalmente) como “mierda”
Encontramos en los Connor creencias delirantes estructuradas
en torno a dos núcleos teóricos: los viajes
en el tiempo y el apocalipsis.
En virtud de sus altas capacidades (inteligencia, entereza, disciplina,
empatía…) dotan a sus fantasías de estructura interna, siendo perfectamente
capaces de imbricarlas en un todo coherente.
Debido a la estructura y contenidos tan particulares de sus
delirios, el auténtico reto supone establecer el diagnóstico
Para establecer qué
tipo de psicosis es (esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme, trastorno
psicótico breve…) podemos acudir al tipo
de delirio que padecen. No es condición suficiente pero diferenciar
si son delirios extraños o no, puede arrojar algo de luz.
Debido a que estas creencias son tan absolutamente
originales (cualquier delirio es poco convencional, pero la idea de robots del
futuro y mesías guerreros se lleva el oro) el cuadro se enmarca dentro de la esquizofrenia. Apostaría por la modalidad paranoide, en virtud del
predominio de alucinaciones e ideas delirantes
Ahora bien, si atendemos a la capacidad de los Connor para
sistematizar sus delirios y que además son perfectamente capaces de responder a
cualquier pregunta de un modo cabal y no carente de lógica, puede que su cuadro
no “pegue” con la pobreza de pensamiento de la esquizofrenia. Sus delirios son
increíbles desde luego, pero no hay brechas en su consistencia interna. Puede
que sea más certero un diagnóstico de Psicosis
paranoide
Además, pensemos detenidamente en la película Terminator y en los personajes que la
pueblan. ¿De verdad es tan extraño el mundo del que habla? Matrix, Terminator, Robocop, Desafío Total… Sociedades deformadas
por el triunfo del capitalismo más brutal, donde la tecnología ha sometido al
ser humano. Donde no existe el individuo y donde cada persona ha perdido sus
raíces. ¿De verdad no nos suena todo esto? ¿No huele a “asombrosamente real”?
Al fin y al cabo que es Terminator sino un canto al ser
humano, una exaltación vitalista a caballo entre el aquí y el allá. La idea más
vieja de la historia: el triunfo del amor sobre la oscuridad.
La terrible y maravillosa certeza de que
por mucho que las personas se caigan y pierdan, siempre dirán lo mismo: VOLVERÉ.
Guillermo Blázquez.
Me gustaria añadir para completar el comentario de Sarah Connor la pelicula de John Waters protagonizada por Katheleen Turner titulada "Los asesinatos de mama". Está en las mismas tesis que las del Sr. BlazquezMugamat
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