viernes, 8 de marzo de 2013

SARAH CONNOR


Yo, madre psicótica

Oscar Wilde decía que al principio los niños aman a sus padres,  pasado un tiempo los juzgan y rara vez los perdonan. Esta máxima vale su peso en oro, pues no solo se puede aplicar a los padres, también a nuestros héroes.

A veces salvar al mundo es ingrato y mal pagado. Tal es el caso de Sarah Connor. Heroína de ciencia ficción moderna y sin embargo portadora del saber más antiguo: Nadie ama como una madre

Personaje que no se somete a los  cánones tradicionales, tampoco a los de la feminidad clásica, pero sí cumple con el rol maternal. Y por tanto siempre se sacrificará por su hijo. Lo dará todo. Es increíble el arraigo en nuestras mentes de la unión “madre=sacrificio”, tan presente en una fábula como Terminator. Parece mostrar el auténtico significado de “quien no llora no mama” (si no lloras, no eres madre)





¿Problema? Cualquiera diría que Sarah Connor es una madre enferma. De hecho, fuera de la ficción, probablemente los Connor serían ejemplo de una  curiosidad psiquiátrica conocida como Locura a dos (Trastorno psicótico compartido o folie à deux) En este caso protagonizado por madre e hijo.



Este tipo de síndrome afecta a las personas conectadas por diversos vínculos, ya sea la conexión familiar o la mera proximidad física en un contexto de convivencia. Así mismo son especialmente vulnerables aquellos que participen de un régimen de marginación social.




El ejemplo ilustrado en la historia, encajaría dentro de la “locura compartida” en la rama de delirio impuesto. Tendríamos una persona preponderante que ostentaría el papel de inductora. La madre en este caso, crearía un delirio a partir de un brote psicótico. Dicha creencia la impondría a otro secundario, en este caso el hijo. De este modo el secundario acaba compartiendo una ficción en la que no habría entrado de no ser por la interacción materna. Cuando estas personas son ingresadas y separadas, el desorden puede llegar a desaparecer en la persona inducida, a veces incluso sin siquiera tratamiento farmacológico. Esto de hecho ocurre en la película Terminator 2, donde una vez John ya no vive con su madre (está internada en el psiquiátrico de Pescadero), él interpreta todo lo que ella le contó y enseñó (cito literalmente) como “mierda”

Encontramos en los Connor creencias delirantes estructuradas en torno a dos núcleos teóricos: los viajes en el tiempo y el apocalipsis. En virtud de sus altas capacidades (inteligencia, entereza, disciplina, empatía…) dotan a sus fantasías de estructura interna, siendo perfectamente capaces de imbricarlas en un todo coherente.


Sus mecanismos defensivos oscilan de una fase precoz de tipo expansivo, a otra más tardía de retraimiento. En ese primer estado de enfermedad se aprecia un talante instrumental orientado a un claro propósito: expandir su mensaje y ganarse adeptos. En la segunda fase se aprecia un tinte paranoide más incapacitante, dirigido a la vida en soledad, ocultándose de cualquier persona y buscando auxilio en protectores  sobrehumanos (máquinas llamadas T-800)


Debido a la estructura y contenidos tan particulares de sus delirios, el auténtico reto supone establecer el diagnóstico
Para establecer qué tipo de psicosis es (esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme, trastorno psicótico breve…) podemos acudir al tipo de delirio que padecen. No es condición suficiente pero diferenciar si son delirios extraños o no, puede arrojar algo de luz.

Me explico, un delirio no extraño sería por ejemplo el celotípico (creer de manera potentísima e ilógica que tu pareja es infiel) y uno extraño sería la inserción de pensamiento (creer que te introducen vía telepática ideas ajenas a ti) Los no extraños serían más propios de una psicosis paranoide  y los extraños de una esquizofrenia
Debido a que estas creencias son tan absolutamente originales (cualquier delirio es poco convencional, pero la idea de robots del futuro y mesías guerreros se lleva el oro) el cuadro se enmarca dentro de la esquizofrenia. Apostaría por la modalidad paranoide, en virtud del predominio de alucinaciones e ideas delirantes

Ahora bien, si atendemos a la capacidad de los Connor para sistematizar sus delirios y que además son perfectamente capaces de responder a cualquier pregunta de un modo cabal y no carente de lógica, puede que su cuadro no “pegue” con la pobreza de pensamiento de la esquizofrenia. Sus delirios son increíbles desde luego, pero no hay brechas en su consistencia interna. Puede que sea más certero un diagnóstico de Psicosis paranoide

Además, pensemos detenidamente en la película Terminator y en los personajes que la pueblan. ¿De verdad es tan extraño el mundo del que habla? Matrix, Terminator, Robocop, Desafío Total… Sociedades deformadas por el triunfo del capitalismo más brutal, donde la tecnología ha sometido al ser humano. Donde no existe el individuo y donde cada persona ha perdido sus raíces. ¿De verdad no nos suena todo esto? ¿No huele a “asombrosamente real”?


Al fin y al cabo que es Terminator sino un canto al ser humano, una exaltación vitalista a caballo entre el aquí y el allá. La idea más vieja de la historia: el triunfo del amor sobre la oscuridad. La terrible y  maravillosa certeza de que por mucho que las personas se caigan y pierdan, siempre dirán lo mismo: VOLVERÉ.






Guillermo Blázquez.

1 comentario :

  1. Me gustaria añadir para completar el comentario de Sarah Connor la pelicula de John Waters protagonizada por Katheleen Turner titulada "Los asesinatos de mama". Está en las mismas tesis que las del Sr. BlazquezMugamat

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